jueves, 15 de abril de 2010

El Nuevo Mercenariado

Es increible cómo las nuevas tecnologías han transformado el mercenariado, esa institución tan antigua como la propia humanidad.

Antaño, los señores de la guerra, además de a forzadas levas de los hijos de los siervos de la gleba, recurrían sistemáticamente al mercenario, un soldado profesional que arriesgaba su destino a mayor gloria (y, sobre todo, beneficio) del líder vencedor.

Ello no obstante, los mercenarios recibían un trato relativamente favorable: participaban en los saqueos propios de la conquista, comían (cuanto podían, coincidiendo generalmente con las victorias) y hasta eran provistos de armamento. Y también, como en aquella bárbara época todavía no era incorrecto, se mezclaban gozosos con la estirpe local de los nuevos territorios...via intercambio de fluidos corporales, generalmente involuntario para las hembras locales.


Hoy en día, muchos lustros después, encontramos al sucesor moderno del mercenario: Ahora se llama Autónomo Forzoso.

El autónomo forzoso es el resultado de una profunda transformación del entorno, en el que ya no encontramos la lucha continua por la anexión de patrimonio territorial, pero sí una feroz competencia por conquistar el mercado. Atentos al cambio, todos los Gobiernos miran hacia otro lado, para no ver el fraudulento uso de una figura que, no hace demasiados años, se respetaba como encarnación humana del espíritu emprendedor, de la libertad individual de desarrollo empresarial...e, indirectamente, del empleo de terceros.

Efectivamente, el autónomo forzoso, cínicamente llamado "autónomo dependiente" es una persona a quien alguien, más avispado (o con ventaja negociadora) le convence de que será mucho más libre para organizarse, más independiente para compatibilizar varias actividades laborales, la vida familiar, y, además, con grandes retornos fiscales sobre su propio ocio y consumo...en fin ¿quién podría pedir más libertad y prosperidad?

Sin embargo, ya no le dan caballo (coche de empresa), ni comida (dietas, gastos), ni siquiera espada o escudo: el portátil se lo compra él mismo, y el teléfono móvil, también, no digamos el coche...



Y, gracias a las nuevas tecnologías...pues están disponibles en todo momento, a coste cero...

En cuanto a la valoración social, el autónomo forzoso "individual", cuando está en compañía de personas desconocidas, tiende a ocultar su condición, sobre todo si está en un entorno de respetables funcionarios u honrados trabajadores...que podrían preguntarse por qué una persona formada y con experiencia se aparta voluntariamente de la colectividad fabril..."Será un bicho raro que nadie aguanta..."

Y es que, a menos que lo hayan vivido en sus propias carnes, y tengan más de 45 años...poca gente conoce los infundados prejuicios sobre los "seniors", tal y como, eufemísticamente se nos conoce en el argot políticamente correcto.

¡Viva la "ingeniería laboral" que nuestros políticos han inventado, para contentar a los empresarios y mejorar las estadísticas del desempleo!

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